martes, 6 de abril de 2021

S.A.P.

 Pertenezco al grupo de personas (no sé si numeroso o no) que hasta el momento no ha visto el documental, docu-serie o lo que sea que se ha emitido sobre Rocío Flores. Y creo que van dos ya. No pienso ver seguramente ninguno de ellos aunque  también reconozco que he visto los retazos que dan en televisión previos a su emisión a lo largo de las semanas. Quede claro de antemano que creo a Rocío, que aunque no lo comparta, me da lo mismo la tardanza en denunciar o hablar del tema y que sea hija de quien es o pertenezca al estamento social que pertenezca. Es violencia de género igualmente y ésta no tiene esos filtros. Lo que más me indigna es además de los posibles episodios de desprecio, humillación, dolor físico o psicológico que narre, la descripción que hace del síndrome de alienación parental (SAP) Para quien no lo conozca, se da cuando uno de los progenitores manipula  a los hijos para que éstos no quieran ir con el otro progenitor. Y es cierto que se da tanto en las madres como en los padres en un porcentaje bastante alto de divorcios o separaciones de parejas. Esto hace mucho más daño de lo que pueda parecer y quienes son padres y madres pueden imaginarlo. Es fácil decir "yo no los hubiera dejado con su padre", o "desde luego si tan mala persona es no sé por qué dejó a los niños con su padre". No somos quién para hacer ese tipo de comentarios. Hay tanta maldad en algunas personas que para quienes afortunadamente no han recibido ese daño no saben que puede bloquear todo lo demás.

Bueno, un asunto demasiado delicado como para ser expuesto tan a la ligera. Demasiado tiene que compensarle a esta mujer tanta exposición.  Querría pensar que no es dinero. Y que no todas las personas tenemos un precio, O sí. A algunas se les ve la etiqueta por fuera.

Saluditos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario